PARADOJAS
Sin el otro,
soy nadie.
El otro me da el ser
con su mirada.
¡Pobre Narciso
convencido
de que el otro era él!
“Si me alejo del río,
se marcha para siempre”
Para alcanzarle:
volver al río una y otra vez
hasta caerse dentro.
¡Una muerte tan fría
y solitaria!
En el reflejo el Yo
convertido en el tú.
Un yo al revés
que burla si yo burlo
y llora si yo lloro.
Tan igual y distinto
al mismo tiempo.
Una copia cautiva
que me reclama
para existir
y que muere
si me alejo del agua.
III
Yo no soy el que soy
sino el que se contempla
Él es yo
y yo, mero reflejo,
agua ondulante,
que puede congelarse en el invierno.
y se sonríe,
se enamora de mí.
Me quiere tanto
que su abrazo me ahoga.
Siento ser agua helada
que le acoge en silencio.
IV
Lo que queda es la flor,
sedosa,
recogida, como
un pequeño huevo rojo.
un pequeño huevo rojo.
Flor para el caminante
que se asoma y medita
sobre la primavera, la
belleza
y esas cosas triviales.
Quiere coger la flor
y ve su imagen
y yo soy él por un instante
¡Ójala se gustara
y quedara conmigo para
siempre!
Me ondulo para él,
quiero tentarle,
pero su rostro no es hermoso
y remueve molesto
las aguas con su mano.
Se aleja con la flor
que pronto morirá
y yo quedo a la espera,
del incauto coqueto,
que vuelva a darme vida,
prendándose
de mí.
Carboneras, 12 Agosto 2013
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