y bajar
muy deprisa:
el vértigo,
que incita
a la aventura.
El padre cuidadoso
lanza al niño o
la niña,
que se acostumbra
al riesgo
y mira hacia las
nubes,
pensando en el
futuro:
astronauta
o Transformer,
Superman
o ese intrépido
y viejo
Capitán América,
envuelto en su
bandera.
Salvar al mundo
o salvarse uno
mismo.
Hay algo en el
vaivén
del sube y baja,
que le mueve
las tripas,
una alegría mitigada:
más allá, más
allá.
Desde la infancia
hasta el fin
en la ruleta, en
la que
a veces sale
el negro.
Un sube y baja
que no cesa
y que tiene su
encanto y su peligro,
y ese retortijón
en las entrañas.
L.O. 02-Mayo-16
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