LA HIGUERA
El verano tardío
la hizo soñar
que podía parir
un nuevo fruto
y se vistió de
primavera.
Pequeños higos y
hojas verdes,
radiantes.
Estaba hermosa
refulgente,
agradecida al sol,
negando con su brío
la implacable ruleta
de las 4 estaciones.
Y de pronto,
el invierno,
y ahora yacen sus hojas
sin cambiar de color,
en el suelo mojado.
Nadie escapa a
su sino.
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